Entre la culpa y la responsabilidad
¿Qué es la culpa?
Es un sentimiento o emoción que se experimenta al infringir o romper un acuerdo o una regla social, cultural, grupal, familiar o personal. En Psicología, también puede ser un estado afectivo de responsabilidad generado por un daño causado. En Teología, es un pecado o transgresión a la ley de dios. En Derecho, es declarar a alguien, tras un proceso judicial, que sus acciones fueron dañosas y resultaron en responsabilidad civil o penal. También se considera que es una imputación hacia alguna persona o hacia algún grupo de personas, derivada de una consecuencia de su conducta. Coloquialmente decimos “echar la culpa a alguien” como una atribución de una falta o delito que supuestamente una persona (o grupo) ha cometido; básicamente como sinónimo de “culpar” o de “culpabilizar”.
Muchas palabras se derivan de aquélla: culpable, culpante, culpabilísimo/culpabilísima, culposo/culposa, culpado/culpada (que alguien o algo tiene culpa de algo), culpabilizar (culpar o considerar culpable a alguien), culpabilización (acción y efecto o de culpabilizar), culpógeno/culpógena o culpígena/culpígeno (que se atribuye la culpa de todo o de mucho, que carga con varias culpas), culpabilidad (cualidad de culpable, imputarle a alguien dicha cualidad), culpablemente (que algo tiene culpa, modo de imputar culpa), culpación (acción de culpar). Si me preguntan, a mí me gustaría que “culpante” fuera aquél que “echa culpas”, más que sinónimo de culpable. La verdad, no había dimensionado la cantidad de palabras que se derivan de la palabra culpa.
Sentir culpa se ha considerado como una experiencia emocional disfórica, como un sentimiento difícil de esfumar, incluso considerado como “opresivo o malsano”. Trato de evitar referirme a los sentimientos como “negativos” y “positivos”. Creo que todos tienen una función, que tienen grises, gamas de colores y tonalidades, y que en exceso son perjudiciales. ¿Podemos considerar diferentes intensidades en el sentimiento de culpa? Yo creo que sí. Para distinguir intensidades, podemos pensar en diferentes circunstancias donde hemos sentido culpa y preguntarnos ¿Cuáles son las diferencias del sentimiento de culpa entre las situaciones A, B y C?
“La culpa falsa” es un argumento falaz, fundado en la idea de que lo que sientes es producto de la verdad objetiva; es decir, que si sientes culpa, debes ser culpable; y eso no necesariamente es cierto. Podemos sentir culpa por asuntos que no nos competen. Si piensas que eres lo que sientes, te propongo una conversación de externalización conmigo para poder ver desde otra perspectiva eso que sientes y que crees que es parte de tu identidad.
La culpa está estrechamente relacionada con los sentimientos de remordimiento y vergüenza. Si es así, puedes preguntarte: ¿para mí, esto que estoy sintiendo es culpa, remordimiento, vergüenza o una mezcla de las anteriores?
El sentimiento de culpa se puede reprimir, como un mecanismo de defensa; se puede proyectar hacia otros, como un mecanismo de no aceptación, en el cual se culpa a otras personas, por ejemplo, a las víctimas. Al señalar a las otras personas como culpables, se podría incluso cuestionar si no es un mecanismo de manipulación para controlar o influir en otros.
La culpa puede acarrear otros comportamientos, unos más positivos, por ejemplo, reparar el daño, actuar con moderación y para aliviar las emociones que incomodan a otros.
¿Qué es la responsabilidad?
La responsabilidad es una forma (individual o colectivo) de considerarse con una obligación o con una deuda. Es un valor o una virtud (individual y social) que está en las conciencias de las personas. En Derecho, la responsabilidad jurídica procede cuando un sujeto transgrede una ley, norma o deber de conducta. En la cotidianidad, las personas tenemos responsabilidad por nuestros actos y por tomar decisiones; esto genera acciones responsables con repercusiones más amplias que una simple acción; de manera positiva e integral pueden ayudar en lo individual, en lo social, en lo presente y en un futuro.
Tres conceptos importantes asociados con la condición de responsabilidad son “conciencia”, “intencionalidad” y “libertad”. Por lo tanto, las personas que asumen su responsabilidad tienen la habilidad de reflexionar sobre su situación, sobre cómo actúan, sobre para qué actúan y sobre las consecuencias que eso genere.
Las palabras que derivan de aquélla, son: responder (contestar una pregunta o llamada, resolver o atender una comunicación, protestar, reaccionar), responsable, respondedor/respondedora (que requiere respuesta, que responde, que pone cuidado y atención en lo que hace o decide, que tiene a su cargo vigilancia del trabajo), respondón/respondona (que replica irrespetuosamente), responsabilidad (forma y habilidad de responder a cada situación de la vida, cualidad de responsable), responsabilizar (hacer a alguien responsable de algo, atribuir o asumir la responsabilidad de algo), responsabilización (acción y efecto de responsabilizar o responsabilizarse), respondidamente (con proporción, simetría o correspondencia). En comparación con la palabra culpa, ésta no tiene tantísimas derivadas.
¿Confundimos los conceptos culpa y responsabilidad y creemos que son casi sinónimos?
Jurídicamente, una persona responsable de un delito, daño o falta debe ser declarada culpable por lo que cometió. Por eso asociamos culpa con el concepto de castigo, más que con el de reparar. En la vida cotidiana, se puede ser responsable de alguna acción y no necesariamente se es culpable; y esto se debe un poco al ángulo “positivo o neutral” que carga la palabra responsabilidad, aunque no necesariamente. Por otro lado, se puede sentir culpable de algo, sin ser responsable de ese acto u omisión. La culpa es algo que se siente, mientras que la responsabilidad es algo que se asume. La primera está en el reino de las emociones, la segunda, en la regencia de la cognición. Creo que ambas pueden derivar a resolver y reparar y no creo que una sea negativa y tóxica y la otra positiva y paliativa. También creo que se complementan en algunas circunstancias, para producir mejores soluciones, más que antagonizar. Hay una gran diferencia entre sentirse culpable y ser responsable. Decir “Es mi culpa” o decir “Es mi responsabilidad” hace que cambie por completo nuestra forma de sentir y de actuar. Ambos conceptos son relacionales, es decir, que tiene correspondencia con otras personas o con la relación que tenemos con nosotros mismos. Así que la siguiente vez que sientas culpa, puedes preguntarte ¿soy responsable y puedo reparar el error? O también, la siguiente vez que pienses “es culpa de…”, pregúntate ¿qué pasaría si en la afirmación cambio la palabra “culpa” por la palabra “responsable”? ¡Experimenta! Y ve si hay diferencia en tus percepciones.
Nuestras creencias, pensamientos, sentimientos y acciones están en constante interacción y cada uno de estos conceptos influye en los demás. Así que: ¿qué creemos, pensamos, sentimos y actuamos con relación a la culpa y la responsabilidad?